martes, 1 de diciembre de 2009

Luis Pescetti y la pedagogía latinoamericana


Ultimamente he estado muy interesado en la obra de Luis Pescetti, a pesar de que practicamente lo acabo de descubrir (o quizá por eso mismo). Luis María Pescetti es un músico, actor y escritor argentino con estudios de pegagogía y musicoterapia. Algún tiempo estuvo radicando en México, y durante su estancia formaba parte del programa Bizbirije (Canal 11 del Instituto Politécnico Nacional). Tiene varios libros publicados tanto para niños, como para adultos y docentes.

Echandome un clavado en su pagina web y viendo sus libros, me llamó la atención en particular un tema de su libro "Taller de animación musical y juegos" en donde textualmente dice lo siguiente:

"Si alguien pudiera desarrollar una pedagogí­a que tomara como condiciones: muchas horas en diferentes instituciones, salones inadecuados, recursos materiales escasos y en mal estado, poco tiempo con cada grupo, grupos numerosos e inestables compuestos por niños que provienen de situaciones familiares y sociales lí­mites, choques culturales (por migraciones y otras causas), guí­as programáticas inadecuadas, etc.; entonces esa persona habrí­a encontrado una pedagogí­a para Latinoamérica.

Durante cinco años viajé por mi paí­s, Argentina, dos y tres veces por mes, dando charlas y talleres. El último año hice lo mismo pero viajando, además, a: Suecia, Cuba, Venezuela y México.

Salvo en Suecia, donde los problemas son otros, siempre hallé lo mismo: docentes trabajando en condiciones muy desfavorables. La escasez de recursos materiales, el excesivo número de alumnos, se repitió, por una u otra razón, en cada encuentro. Escuelas en las que no habí­a diccionarios, en las que no sólo faltaban libros sino hasta papel donde escribir, etc. Conocí­ una que era el hangar de un ex-aeroclub (suena a aventura, pero en realidad era muy incómodo dar clases ahí­).

En todos los casos encontré un ambiente humano de una calidez y una riqueza maravillosa; pero trabajando en condiciones que atentaban contra una buena posibilidad de crecimiento afectivo e intelectual.

A nadie se le ocurrirí­a fabricar el motor de un avión con cajones de manzana. Nadie buscarí­a pozos de petróleo reemplazando la información satelital por una foto tomada desde la azotea. Sin embargo de las escuelas y de los docentes se espera eso.

Las catástrofes humanas y sociales no ocurren por ser imprevisibles y sorpresivas sino porque de manera sistemática se dejan pasar cosas obvias. Años de negar verdades que saltan a la vista dan el fruto en el que hoy vivimos.

A lo anterior se agrega una situación muy acentuada en nuestra área de música: faltan profesores. Hay miles de horas que están libres porque no hay maestros que las cubran. Entonces, por lo general, no se hace nada de música. Pero tendrí­a que hacerse algo, no porque sea un desafí­o atrapante, sino porque esa es la realidad de muchas escuelas de nuestros paí­ses.

No hablemos de “enseñar”, en la mayorí­a de los casos eso se hace difí­cil hasta para los profesores de música, se puede plantear en estos términos:


Dadas las condiciones en las que nos desempeñamos…

¿Qué se puede hacer para fomentar el gusto por la música?

¿Cómo podemos estimular la creatividad de estos niños?

¿Qué podemos hacer para enriquecer el ambiente en el que crecen?"


Interesante el tema sin duda. Por lo pronto en estos dias trataré de encontrar ese libro y terminar de leer el capítulo (en la página solo llega hasta ahí). Ya les platicaré. Por lo pronto aquí les dejo un video de sus tiempos en Bizbirije que precisamente fué la primer canción que le conocí.


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